La peregrinación hoy en día está caracterizada sobre todo por su interculturalidad. El intercambio con otros peregrinos es la experiencia que más se me ha quedado grabada en la memoria. Me impresionó mucho la gran cantidad de naciones diferentes que tenían representación en el Camino de Santiago: España, Alemania, Francia e Italia, pero también Dinamarca, Australia, Austria, Estonia, Canadá, Israel, EEUU, México, Corea... En este sentido se me hizo muy claro el atractivo que tiene el Camino de Santiago.
Gracias a mis conocimientos de lenguas extranjeras tuve la suerte de poder establecer contacto con muchos peregrinos. Siempre surgían conversaciones y de cada una de ellas aprendí algo nuevo. Incluso en algunas situaciones pude hacer de intérprete entre peregrinos de distintos orígenes, algo que me pareció realmente enriquecedor.
Ya que muchos peregrinos eran alemanes y algunos españoles sabían un poco de alemán, no fue indispensable dominar la lengua española. A pesar de esto, fueron mis conocimientos en español, inglés y francés los que al principio me posibilitaron el contacto con otros peregrinos de distintos países.
Desde mi punto de vista el Camino de Santiago vive gracias a las distintas lenguas, que unen a los peregrinos y facilitan el intercambio. Las lenguas están presentes como medio del intercambio intercultural y como elemento unificador.
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Aunque también resultaba entretenido peregrinar en compañía y charlar sobre esto y lo otro, después de cierto tiempo sentí la necesidad de caminar y estar sola. En los días siguientes intenté encontrar un término medio y conseguí recorrer sin compañía algunos tramos de las etapas diarias. Caminando sola te puedes observar a ti misma y comprobar qué cosas se te pasan por la cabeza cuando le das vía libre a la imaginación. Muchas veces pensaba en decisiones importantes que afectarían al transcurso de mi vida, pero otras simplemente eran ensoñaciones, una de mis canciones favoritas o palabras o refranes nuevos en español que había pillado al vuelo. En mi diario puede leerse: “¡Soñar despierta es algo hermoso!”
Incluso a pesar de que el hecho de concentrarse en una misma es un aspecto fundamental de la peregrinación jacobea, al Camino lo que le da vida es el sentimiento de compañía y de grupo, sobre todo después de caminar una etapa cuando los peregrinos se encuentran en el albergue ya por la noche. No podría haberme imaginado el viaje sin el intercambio y sin el contacto con otros peregrinos.
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Mi diario cada día se volvía más importante. Era un componente fijo de mi rutina como peregrina en el que por las tardes, al llegar a los albergues, grababa aquello que había vivido y cómo me había sentido. Ya hacia el final el hecho de escribir me ayudó a conservar y retener todos mis pensamientos, cosa que fue necesaria ya que mi mente rebosaba de conocimientos y recuerdos del pasado. En el Camino de Santiago aprendí muchas cosas nuevas para mí y sobre mí.
El chico español que había conocido el primer día y que recorría el tramo desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Finisterre por sexta vez me dijo en nuestra despedida: “Santiago te cambia la vida”. Ya veremos si esto también se me puede aplicar a mí. Lo que sin duda me llevo del Camino es la apertura a lo nuevo y el no tener miedo a lo desconocido.
Después de estas cuatro semanas hay algo que me queda claro: el Camino de Santiago fue una experiencia extraordinaria que ha enriquecido mi vida en muchos aspectos. Claro que la vida del peregrino trae consigo muchas limitaciones e incomodidades, pero a pesar de esto merece la pena.
Los pensamientos sobre mi viaje demuestran que el Camino de Santiago es mucho más que un camino de peregrinación; es un lugar para moverse y para el intercambio intercultural entre personas de distintos orígenes y con distintos motivos y motivaciones. Unifica a la gente a través de su carácter único. La simplicidad de la vida del peregrino, la conexión con la naturaleza, el contacto con la gente, el esfuerzo físico, el espíritu caracterizado a través de la tradición centenaria y la posibilidad de tomarse su tiempo y poder dedicarse a una misma, hacen que recorrer el Camino de Santiago se convierta en un viaje por otro mundo. El Camino de Santiago permite a la gente darse un respiro y hacer una pausa en estos tiempos tan ajetreados en los que vivimos.
Delia Böttcher hizo el Camino de Santiago desde Burgos a Finisterre durante un mes en el verano del año 2011.
(Traducción del alemán de Paz Huete Iglesias)